lunes, 20 de mayo de 2013

Capitulo 4


Ya pasó todo, simplemente fue un ataque de ansiedad que me entró.
Por unos momentos quise engordar, haber ganado un kilo… pero solo fue tonterías.
Estoy bien así.
Soy gorda y lo último que necesito es ganar peso, no se porque se empeñan en decir que padezco anorexia.
Me había creído lo que dijo Mikel sobre que soy guapa y todo ese rollo.
Es mentira, no lo soy, dijo eso seguramente para que me lo creyera y empezara a comer.
Pero no lo va a conseguir, un idiota que no conozco de nada no me hará cambiar de ideas ni de opinión.
Seguiré igual que siempre: comiendo poco y vomitando.
Teresa no paraba de decirme que comiera, al parecer ella, ahora quería recuperarse.

-          Alicia, puedes morir por no comer… - dijo sentada en su cama mirándome fijamente.
-          Tonterías, estoy gorda y no pienso comer
-          En serio, ya incluso deberías irte de esta planta
-          ¿Y a cuál debería ir?
-          A psiquiatría porque lo tuyo no es normal

Solté un bufido y proseguí jugando con el móvil.
Me llegó un mensaje por el Whatsapp.
Lo abrí y corriendo para saber quien me había mandado algo.

``Alicia cielo, nos han mandado muchos apuntes y no tengo ganas de hacerlo…
¿Me los haces tú por favor? Luego me voy de fiesta y de todas formas llegaré tarde
Si los hago. Un beso. Sonia´´

Releí el mensaje varias veces. ¿Va en serio?
Después de tanto tiempo sin venir a verme, sin mandarme nada, ¿me dice que le haga sus apuntes? ¡Su puta madre!
Enfadada, le contesté que se los hiciera por ella sola, que bastante mayorcita que es.
Lo envié y le di un golpe a la almohada, reprimiendo las ganas de gritar.
Últimamente estoy muy agresiva y con cualquier cosa salgo gritando y dando golpes.
Teresa me miraba sorprendida, pero no me importaba, al menos por ahora no.
Le di la espalda y me tumbé en la cama dispuesta a dormir un rato, para que se me fuese la mala leche que llevaba encima.
A las 4 horas llegó una enferma para llevarnos a comer, por lo que me tuvo que despertar.
Junto a Teresa, llegué al comedor y me senté en una de las mesas, con la peor cara del mundo.

-          Aquí tenéis chicas

Una enfermera nos puso a cada una un planto lleno de ensalada y sopa, de postre de nuevo una manzana.
Arrugué la nariz por el olor y suspiré angustiada.
Miré a Teresa. Ella también puso mala cara, pero con valentía cogió la cuchara y empezó a sorber la sopa.
La imité y también empecé a comer, pero con cada sorbo me daban más arcadas.

-          No puedo… - musité

Me llevé las manos a la cara y sequé unas pocas lágrimas que acababan de caer.
Debía comer, pero solo porque si no me llevaría todo el día en el comedor.
Pero no tenía ganas, a parte de la comida esta asquerosamente asquerosa.

-          Vamos come – dijo una enfermera que pasaba por allí y me miraba el plato, que seguía entero.
-          Comete tú esa mierda, a ver si tienes cojones – contesté con voz desafiante.

Pero no me quedó más remedio que comérmela yo.
Al acabar, fui corriendo a mi habitación, disimulando mis verdaderas intenciones: vomitar.
Empecé a dar vueltas de un lado a otro, poniendo nerviosa a Teresa.

-          ¡Alicia, para!

Sin escucharla, salí de la habitación, ya directa al baño.
Llegué y abrí la puerta, pero…

-          Que coño… - musité, moviendo de un lado a otro el pomo, sin respuestas.

Habían cerrado la puerta del baño con llave. El baño público.
Han llegado a cerrarlo.
Me quedé boquiabierta, y dando un golpe en la pared, me fui directa al ascensor.
Creerán que pueden parar a chicas que vomiten, pero a mi, no me para NADIE.
Las puertas del ascensor se abrieron y dándole al botón de la planta 4 cerró, quedándome sola en el.
De nuevo se abrieron y salí, dispuesta a ir al baño de esta planta.
Observe que era la planta de chicos con cáncer, se notaba bastante.
Miré a ambos lados y me percaté de que la puerta del baño estaba a unos metros de mí, abierta, dándome la bienvenida.
Sonreí y corriendo, me acerqué a la puerta.

-          ¿Alicia?

Me paré en seco y miré a mi derecha, que era a donde acababa de escuchar mi nombre.

-          Mierda… - susurré al ver como Mikel se acercaba a mí.
-          ¿Tú no eres la chica de ayer?
-          Eh… si, si, soy yo
-          ¿Qué haces en esta planta? ¿Me estás siguiendo? – guiñó un ojo
-          Ni en tus sueños…

Mikel rió y miró al frente, observando la puerta del baño.

-          ¿Vas al baño?
-          No, no que va – contesté rápidamente – Bueno, si, quiero decir, no… ¡Si!

Mikel me miró confuso.

-          ¿Si o no?
-          Si…
-          ¿Para?

Le miré sorprendida. ¿Explicaciones a ti? ¿Sobretodo a ti?

-          ¿Qué te importa? – contesté con tono borde
-          ¿Vas a vomitar?

Reí con amargura, aunque un poco nerviosa.

-          Pues no…
-          ¿Entonces?

Arqueó una ceja.

-          Pues el baño público de mi planta lo han cerrado
-          Ya, ¿y?, ¿Qué vas a hacer en el baño?
-          Pues… a las chicas cada mes, cuando nos desarrollamos nos pasa una cosa que…
-          ¡Para, para!

Reí. Mikel estaba colorado, y noté que yo también me puse un poco.

-          Voy al baño

Victoriosa, entré en el baño.
Este chico se cree cualquier cosa, hay que ser idiota.
Me puse de rodillas frente al retrete y vomité lo que había comido, sintiéndome bien al instante.

-          Con que vomitando…

Me quedé paralizada sin saber que hacer.
Mikel estaba tras de mi, mirándome fijamente.
Al parecer había entrado en el baño sin que me diera cuenta y había estado observando como vomitaba.
Me puse de pie sin mirarle y me dirigí al lavabo a lavarme las manos.

-          ¿No hablas?
-          Es mi vida, no te metas en ella

Salí del baño lo más rápido posible, pero el seguía detrás.

-          Ya me enteré de que perdiste un kilo
-          Pues bien por mi
-          No, mal por ti, ¿No te das cuenta de que te estás matando?

Paré de andar y le miré a la cara. Frente a frente.

-          Mira, te lo repito, no te metas en mi vida, yo hago con ella lo que me da la gana
-          Pues la estás echando a perder
-          ¿Y tu qué sabes?

Le di la espalda y le deje allí.
Mi vida es mi vida, el no tiene ningún derecho a decirme que hacer con ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario