<<Voy
muy… ¿Sexy?>> pensé arreglando el vestido rojo corto de palabra de honor.
Después
de ponerme los tacones negros, bajé las escaleras y abrí la puerta para
cerrarla de un portazo, jodiendo a mis padres.
Sonia
estaba en su moto esperando, fumándose un cigarrillo.
-
¡Qué pasa tía!
– exclamé haciéndome la chula
Mi
amiga me sonrió y me hizo una señal para que me montase en la moto.
-
No te fumes
todo, ¿eh?, que yo también quiero…
-
Viciosa de los
cigarros…
Reí
contenta. ¡Al fin una noche para desmelenarse una!
Arrancó
la moto y nos fuimos directas a la discoteca ‘’Oxi’’ la más famosa de la
ciudad, al menos por ahora.
-
Qué sexy tu,
¿eh? – dijo Sonia.
-
¿Y tú?, con
ese corpiño negro y el pantalón corto rajado…
-
Las dos vamos
muy sexys
-
Cómo que vamos
a ligar, chata…
Reímos
con el pensamiento en otra parte.
Llegamos
y dejamos la moto aparcada lejos de los demás coches.
La
discoteca es bastante grande y bonita. Si señor.
Entramos
y miramos a nuestro alrededor. ¡Pero que de gente!
Sonaba
de fondo la canción de Kesha, ‘’Die Young’’.
-
¿Te pido un
cubata? – dijo Sonia.
-
Si, gracias
La
chica se metió entre la multitud hasta perderse de vista.
Observe
a todos los tíos que habían… la mayoría son bastantes guapos, menuda suerte, y
además están buenos.
Sonia llegó con dos cubatas.
-
Tome usted….
Me
pasó uno con muy buena pinta. Le di el primer sorbo, ¡Buenísimo!
-
¿Has visto
presas? – pregunté dándole otro sorbo a la bebida.
-
He visto a
muchos, pero la mayoría con tías por delante y detrás… ¿Y tú?
-
Por aquí
también hay, y están bastantes buenos… pero también tienen a muchas tías…
-
¡Pues a buscar
a fondo!
Chocamos
las manos y nos separamos, con ganas de coger a un chico y hacerlo nuestro.
Soy
virgen y la verdad es que quiero perder la virginidad ya.
¡15
años casi 16 y aun inocente!, ¡eso no puede ser!
Paseé
la mirada unas cien veces, pero todo es igual, al parecer esta es la época de
caza y todas han capturado a uno. A unos cuantos…
-
¡Cuidado!
Un
chico cayó encima de mí. Tirándome al suelo, y también tirándome todas las
bebidas que llevaba en todo el escote.
-
¡Mierda,
joder!
Me
levanté muerta de vergüenza y sin mirar a nadie salí fuera de la discoteca lo
antes posible.
Ya
fuera, me miré y percaté de que tenía medio vestido manchado, y sobre todo por
el escote.
Resople
y me puse roja al ver a un grupo de quinceañeros mirarme de arriba abajo con
cara de salidos. Lo malo es que son feos, al menos para mi gusto.
-
¡Chica,
espera!
El
tío que me tiró la bebida venía hacia mi corriendo.
Me
llevé una sorpresa: un tío alto, de pelo castaño, sus ojos son de color miel,
guapo, está bueno… y creo que de mi edad.
-
Perdona por lo
de antes no te vi… - se disculpó arrepentido.
-
Tranquilo,
tranquilo, no ha pasado nada…
-
Pero si estás
mojada entera – se quitó la chaqueta que llevaba – cúbrete con ella
-
En serio, no
hace falta…
-
Que si, que
si, para ti
Me
la puse antes de que replicara. Sonrojé un poco, ¡Normal!
-
¿Vienes sola?
– preguntó con curiosidad.
-
Eh… no, vengo
con una amiga, pero nos hemos separado
-
¿Y eso?
-
Estamos
buscando a… - me callé antes de decir la palabra ‘’tíos’’
-
¿A que? –
preguntó divertido, ya sabiéndose la pregunta.
-
Nada, nada…
Empecé
a reír sola, con risa de tonta.
-
¿Te quieres
tomar algo en la barra? – preguntó con educación – yo te invito, por lo de
antes.
-
Me encantaría…
muchas gracias… em…
-
Sergio, ¿Y tú?
-
Alicia
Nos
dimos dos besos.
Ese
día no hice nada con Sergio, ni al siguiente, ni al siguiente.
Nos
fuimos conociendo poco a poco, nada más.
Y
por esa razón me enamoré de el, por conocerle, solamente que hasta el último
momento no supe como era realmente.
Sergio
fue un chico que hizo que mi vida diera un vuelco. El que hizo que me
acomplejara por mi físico. El que me mató por dentro por sus insultos.
El
que, por su culpa, estoy encerrada en un maldito hospital por anorexia.
Un
chico que cambió mi vida, eso es lo que es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario