domingo, 14 de julio de 2013

Capitulo 16

Bueno, ¡este capítulo será fuerte! Yo solo aviso... JAJAJA. Decidme por Ask que os parece el capítulo y todo eso. GRACIAS!:)
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-          Pero…
-          ¿No quieres?
-          ¡Por supuesto que quiero! Pero ¿Y mi doctora?
-          Me ha dicho que si comes te dejará
-          ¡Comeré!
-          De todas formas te obligaré…

Me dio un pequeño mordisco en la oreja.

-          ¿Me tratarás bien?
-          Si, no pasarás ni un poco de hambre – empecé a reír – y lo digo en los dos sentidos.

Ahora reí con fuerza, enamorándome cada vez más de esta persona.

-          Madre mía que miedo…

No hablé más, pues Mikel me calló con un beso dulce y tierno.

-          ¿Vamos a tu habitación ha hacer la maleta?

Asentí y fuimos, el abrazándome por la cintura y de vez en cuando, dándome besos en el cuello.
Hice la maleta lo más deprisa posible, cogiendo todo lo indispensable.

-          ¿Y a tus padres no les importa? – pregunté ya saliendo del hospital y sentándome en su moto.
-          Ni siquiera lo saben, se han ido de viaje con mi hermana
-          Entonces…
-          Tenemos la casa para nosotros solos

Me sonrojé e intenté no pensar en lo que podría pasar por la noche.

<<¿Estamos saliendo?>> pensé de repente.

Es cierto, aun no tengo ni idea de que somos. ¿Una relación o simple rollo?

-          Alicia ¿Dónde estás?
-          ¿Qué?

Volví a la realidad y me percaté de que estaba en frente de una casa muy grande, sin mencionar el jardín y la gran piscina que hay en el.

-          Perdona, estaba en las nubes…
-          ¿Te ha molestado que estemos solos?
Me miraba un poco preocupado, con cara de pena.

-          No tonto, me encanta que estemos solos…
-          ¿Entonces?
-          Hace ya meses que no piso otro suelo que no sea el del hospital… me resulta extraño.
-          Te acostumbrarás

Eso fue lo primero que se me vino a la cabeza, no le podía decir que estaba pensando en que éramos nosotros dos.

-          Pase usted señorita

Entré y me quedé maravillada.
La casa por dentro es mucho más grande que por fuera, es espaciosa, muy bien amueblada y con unos colores muy agradables.

-          ¿Te gusta mi casa?
-          Es preciosa Mikel
-          Como el dueño

Le miré y arqueé una ceja.

-          Creído…

Se acercó y me plantó un beso en la frente, haciéndome rabiar.

-          ¿Qué hora es? – pregunté.
-          Las ocho
-          Joder, un poco tarde…
-          Si quieres nos podemos dar un baño en la piscina

La cara se me cambió al instante. ¿Baño?, ¿Piscina?, ¿Casi sin ropa?

-          No tengo bikini Mikel…
-          Puedes coger uno de mi hermana
-          Hace un poco de frío de todas formas…
-          Alicia, ahora mismo hay una temperatura de 30 grados…

Suspiré apenada y sonreí falsamente.

-          De acuerdo, iré a por un bikini…
-          Espera

Me agarró del brazo y me acercó a el.
Quitándome con delicadeza el cabello del rostro me miró fijamente a los ojos.

-          ¿Qué ocurre?
-          Nada
-          Cuéntame, por algo no te quieres bañar
-          Verás… - me mordí el labio – me da vergüenza que me vean
-          ¿Y eso?
-          Estoy en los huesos, demasiado delgada, doy asco al verme…

Puso dos dedos en mis labios para que callase.

-          No das asco ni por asomo, y ahora estás mucho mejor que antes
-          Cuando me veas apartarás la mirada…
-          Cuando te vea me tiraré encima tuya y te comeré a besos

Sonreí y le abracé, siempre sabe que decir.

-          Ponte el bikini, ya verás que bien
-          Vale
-          La habitación de mi hermana está arriba, al fondo a la derecha

Subí las escaleras y encontré con facilidad la habitación.
Los bikinis estaban en un pequeño cajón debajo del armario, pero hubo un problema…

-          ¿Mikel? – grité lo más fuerte que pude
-          ¿Qué ocurre?
-          Tengo un problema…
-          ¿Cuál?
-          Ven un momento anda, no lo quiero gritar

Esperé a que subiese, cuando llegó miró a todos lados, sin encontrarme.

-          Estoy en el baño, no entres…
-          ¿Qué pasa?
-          La parte de arriba del bikini me está pequeña…

Hubo unos segundos de silencio, hasta que escuché la risa de Mikel a todo volumen.
El chico no paraba de reír, incluso podría estar llorando.

-          ¡¿Pero tú que talla tienes de pecho?!
-          ¿Qué te importa?
-          Hombre, pues mucho, si mi hermana tiene la talla 90…
-          Pues yo la 95…

Le escuché reír más aun.

-          ¿Y ahora que hago?
-          Ve a la piscina en ropa interior
-          Ja, Ja, Ja, que gracioso el niño…
-          ¿Por qué no? ¡Solo estaré yo!
-          Por eso no quiero, me das miedo…
-          Pasarás un fin de semana malísimo

Intenté no reír por su broma.

-          Bueno, ve abajo que enseguida voy yo
-          Vale, te espero

Oí como se iba y bajaba las escaleras.
Me acerqué al espejo y me quité la ropa con miedo.
Di la vuelta y me miré de arriba abajo. Quizás Mikel tiene razón y ya no estoy como antes.
Se me ve delgada, pero no tanto como para que sea todo huesos.
Un par de kilos más y recuperada del todo.
Cogí aire y salí de la habitación, bajando las escaleras y llegando al jardín.
Mikel estaba sentado al borde de la piscina, solamente en boxers.

-          ¿Tú no tienes bañador? – pregunté riendo.

Me miró de arriba abajo y silbó, haciendo que me sonrojase.
Se acercó y me agarró por la cintura.

-          No me parecía justo llevar bañador, así que también me pondré así

Miró mis labios con deseo, pero noté como su mirada sin darse cuenta bajó un poco más abajo.

-          Se te van los ojos…
-          Comprobaba si era verdad lo de la talla…

Reí y apoyé mi cabeza en su hombro.
Pero Mikel me cogió en brazos y me acercó a la piscina, con muy malas ideas.

-          Ni se te ocurra…
-          Lo siento amor, pero siempre pasa esto conmigo

Me soltó, pero con inteligencia, le agarré del brazo y lo tiré conmigo, cayendo los dos al agua.

-          ¡Ahora vas y te jodes!
-          ¡Ahora voy y te mato!

Empecé a nadar lo más aprisa posible, pero el me cogió y me dio… ¿Cuántas? 5 o 6 hogaillas.
Al parar, me acercó lo máximo a el, notando cada parte de su cuerpo.
Crucé mis piernas por su cintura, besándole con pasión, con ganas reprimidas.
Sin vergüenzas, bajo sus dos manos hasta llegar a mi culo, tocándolo como si no hubiera mañana.
Un nuevo deseo surgió de repente: el sexual.
Pero era pronto, al menos, hoy no lo haríamos, pero solo hoy.

-          ¿Te pongo? – dije, apartándome un poco de sus labios para besarle el cuello.
-          Muchísimo…

Apoyo su cabeza en mis pechos, hundiéndola.
Empecé a reír, sin darme cuenta de que eso le excitaba más.
Y todo esto, solo era el principio, aun quedaba más días.

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