Llegó
el domingo, el último día de libertad.
Mis
ojos temblaron un poco, pero se abrieron con lentitud y cansancio.
Miré
a Mikel, que dormía plácidamente y sin darse cuenta de nada.
Sonreí
y permanecí un rato más con la cabeza en su pecho desnudo.
No,
no lo habíamos hecho, pero no descartaba la idea de que hoy quizás…
Hoy
es el último día de juerga y lo voy aprovechar al máximo.
Con
cuidado comprobé la hora, y me llevé una sorpresa al ver que eran las 12 del
medio día.
-
Mikel…
Sin
respuestas, solo un ronquido.
-
Venga Mikel…
Me
puse en su encima y le di pequeño besos por el pecho, subiendo hasta los
labios.
Al
principio se le veía confuso, pero luego sonrió y me devolvió el beso con
ansias.
-
¿Tienes
hambre? – bromeé.
-
Un poco, pero
hambre de ti…
Nos
volvimos a besar en la cama, pero aun había tiempo.
-
No quiero
volver al hospital…
-
Piensa en otra
cosa, en eso aún no…
Se
incorporó y me miró sonriendo, con una sonrisa picarona.
-
¿Y que quieres
hacer hoy?
Pillé
la indirecta, y más si me miraba con una mirada muy traviesa.
Me
encogí de hombros y reí, al mismo tiempo que el se levantaba y empezaba a
vestirse.
-
Podríamos dar
una vuelta por la playa ¿No?
-
Buena idea,
pero antes desayunemos…
-
Será lo mejor
Bajamos
a la cocina y nos hicimos unas tostadas, junto a los dos cola-caos.
-
Que bien que
sepas hacerte una tostada – dije esbozando una sonrisa
-
No te metas
más conmigo, las patatas solo se quemaron un poco
-
¡Un poco dice!
¡Incluso tuvimos que llamar al restaurante chino para que nos trajeran algo más
decente!
Esquivé
un cojín que me había lanzado y me senté en la silla.
Terminamos
de desayunar y fuimos a vestirnos para salir, como hemos propuesto, casi todo
el día.
Me
quité la camiseta y fue fácil percatarse de que Mikel no me quitaba el ojo de encima.
-
Al menos
disimula ¿No? – reí.
-
Es que estás
muy buena… - sonrió travieso.
Cogí
el bikini (me lo compré) y me dirigí al baño.
-
¿Dónde vas? Te
lo puedes poner aquí
-
Eso te lo dejo
para esta noche
Dicho
esto, entré en el baño, sintiendo como Mikel reía en silencio.
Cuando
terminamos, salimos de la casa y nos dirigimos en la moto a la playa.
Pusimos
las toallas y nos tumbamos en silencio.
-
¿Me pones
crema solar? – pedí sonriendo.
-
Por supuesto
Sacó
la crema de una mochila y se sentó a mi lado.
-
Donde te la
pongo
-
Por las
piernas y la espalda
Sin
pensárselo dos veces, se hecho crema en las manos para luego pasármela por los
muslos.
Da
muy bien los masajes, eso hay que dejarlo claro.
Después
me desabrochó un poco el bikini, pero sin dejar que se me viera la parte de
delante.
Me
extendió la crema por la espalda, con mucho cuidado.
Estaba
dando un paso muy importante respecto a mi enfermedad, ya que estaba en bikini
y en público.
-
¡Cortaos un
poco, anda!
Los
dos miramos a ver quien había dicho eso y empezamos a reír.
Alex
venía hacia nosotros saltando como un loco, haciendo que muchas fans empezaran
a reír al verle.
-
¡Tete, eres un
cabrón! – exclamó Mikel de broma.
-
¡Gracias por
no decirme que venías con Alicia! ¿Eh? – dijo con ironía.
-
Atrás que
Alicia es mía
Me
ruboricé pero no dije nada.
Noté
como me abrochaba la parte de arriba, así que me incorporé en la toalla.
Alex
se acercó para darme dos besos.
-
¿Con quién
vienes a la playa? – preguntó Mikel mirando a todos lados.
-
Con una pava
muy…
-
Vale, vale, no
digas más
De
mientras, yo me meaba de risa. Ellos dos juntos son un show.
-
Voy al
chiringuito a pedir agua, enseguida vuelvo – dije con aprisa.
-
No te pierdas
– bromeó Alex.
Sonriendo,
más feliz que nunca, me dirigí al chiringuito.
Pedí
agua y cuando me di la vuelta, Mikel y Alex hablaban esta vez con tranquilidad,
pero serios.
-
¿Qué ocurre? –
dije cuando llegué.
-
Nada, nada,
estábamos hablando de las pruebas para una película – respondió Mikel, mirando
de reojo a Alex.
-
Si, a ver si
nos eligen… - dijo Alex con seriedad – bueno tío yo me voy, nos veremos la
semana que viene.
Se
chocaron las manos y Alex se fue, dejándome un poco con la duda sobre de lo que
hablaban realmente.
···················
Abrí
la puerta de la habitación y resoplé.
-
Estoy cansada…
- dije sentándome en la cama.
-
Quejica…
Mikel
se sentó a mi lado y me abrazó.
Se
lo devolví y le di un beso en los labios.
El
beso siguió, cada uno devuelto con más ganas.
Me
tumbó en la cama y se puso sobre mí, besándome con pasión y deseo.
Un
calor repentino vino de repente para los dos.
Mikel
se quitó la camiseta, dejando ver su perfecto torso que tanto me gusta.
Imitándole,
me saque yo la mía, haciendo que se volviese loco.
Le
di besos por el pecho, bajando hasta la altura del ombligo, para subir arriba y
darle un beso tierno y dulce.
Ahora
es su turno. Dirigió su boca a mi cuello y oreja, mordisqueando abiertamente,
sin timidez.
Llevó
sus labios a la parte de mis pechos que no cubría el sujetador.
Me
miró un momento y vio que tenía los ojos cerrados por el placer.
Desabrochó
mi pantalón y lo tiró bien lejos, desabrochando el suyo después.
Sus
cálidas manos recorrían cada parte de mi cuerpo, explorando sitios nuevos aun
por descubrir.
Sin
darme cuenta, ya tenía mi sujetador en sus manos, haciendo que fuese suya.
El
deseo era especial y fogoso, tanto que esto solo acababa de comenzar.
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