Sin
ganas, pero aun así más feliz que nunca, tiré la mochila con todas mis
pertenencias en la habitación del hospital.
Ha
sido un fin de semana fantástico, único e insuperable.
Estos
días he conocido a un Mikel nuevo, más rebelde y más atrevido.
Puedo
decir que estoy enamorada, aunque hay algo que no me cuadra… y no sé porque.
Hará
tan solo unas horas me dijo que me llamaría y vendría a verme, pero con una
expresión extraña, como si estuviera… mintiendo.
Sacudí
la cabeza varias veces, alejando esos malos pensamientos.
<<Te
estás creando paranoias Alicia>>
Suspiré
y cerré los ojos muerta de sueño, apenas había dormido la última noche en casa
de Mikel.
Caí
rendida enseguida, con la propuesta de dormir todo el día de mañana.
·················
-
¡Despierta
dormilona!
Me
zarandearon por las piernas varias veces, consiguiendo que me despertara de mal
humor.
Eché
de menos los despertares de los días anteriores, esos besos dulces y los
‘’Buenos días princesa’’. Sonará cursi, pero es uno de los despertares más
bonitos que hay.
-
Hay desayunar,
vamos
Me
froté los ojos y miré a mí alrededor.
Mi
enfermera particular me ponía entre las piernas una bandeja con tostadas y al
lado un vaso de leche.
-
Gracias… -
refunfuñé enderezándome.
Cogí
la tostada y le di un bocado sin muchas ganas, pero no me quedaba más remedio
que comer si quería salir.
Al
acabar, decidí dar una pequeña vuelta por el hospital, para despejarme un poco
y poder pensar con claridad.
Por
medio del camino, el móvil empezó a sonar con demasiado ruido, molestando a
algunos pacientes.
Lo
cogí enseguida, pidiendo perdón por señales.
-
¿Quién es?
-
¡ALICIA!
¡ALICIA!
Empecé
a reír con energía.
-
¡Wendy! ¡¿Pero
que haces llamándome?
Wendy
es una de las amigas que me presentó Teresa, muy buena chica y bastante madura
cuando quiere para tener 14 años.
-
Teresa me ha
contado que tuviste una cita con alguien especial…
De
nuevo reír por el tono de voz con que lo dijo.
-
Si, bueno… -
risas nerviosas – fue una cita muy buena
-
Teresa no sabe
que tengo su móvil, te quería llamar para saber que tal te fue todo…
-
Gracias
cariño, pues me fue de maravilla, un día de estos que nos veamos en persona te
cuento mejor, ¿Vale?
-
Por supuesto,
yo y las demás tenemos ganas de verte, ¡que nos caíste muy bien!
-
¡Y vosotras a
mí, chica!
-
¿Llegasteis
a…?
De
fondo se escucharon unas quejas, sin dudar era la voz de Teresa.
-
¿Hola? ¿Con
quien hablo? – dijo preocupada con voz enfadada.
-
Con la mafia,
te vamos a secuestrar – bromeé aguantando la risa.
-
Alicia… ¡Serás
puta!
-
Sin insultar
¿eh?
Escuché
como Wendy reía de fondo, provocando que Teresa también riera.
-
¿Cómo te fue
con Mikel?
-
Otro día
cuando nos veamos en persona te cuento
-
Vale, vale…
déjame con la duda…
-
Que tonta
eres… yo te cuelgo que el móvil me cuesta factura
-
Gracias por no
querer hablar conmigo, yo también te quiero
-
Vete por hay…
anda en serio me voy
-
Cuídate guapa,
y que dentro de poco iré a verte
-
De acuerdo, de
acuerdo
Colgué
y sonreí, sabiendo que acababa de empezar una nueva vida, con nuevos amigos y
más oportunidades.
················
-
Adelante
Entré
en la consulta de mi doctora.
Tenía
una duda que me acosaba desde hace semanas, pero que no me atreví a preguntar
hasta este día.
-
¿Qué ocurre
Alicia? – preguntó mi doctora con gesto
preocupado.
-
No, nada
grave, solo tengo una pregunta…
-
A bueno, ¿Cuál
es?
-
¿Con cuántos
kilos se podría decir que estoy recuperada y salir del hospital?
Reflexionó
unos momentos, se levantó de la silla y se puso frente a mí.
-
Determinando
tu estatura si ganas 5 kilos más y vemos que has aprendido ‘’las
consecuencias’’ de no comer, te daremos el alta – sonrió.
Me
quedé boquiabierta por su respuesta.
-
¡¿Solo cinco
kilos?! ¡¿En serio?!
-
En serio, en
serio… pero también debes haber aprendido las consecuencias de…
-
¡Pues claro he
aprendido!
Resoplé
con la alegría y le di un abrazo a mi doctora.
-
¡Estoy feliz!
– grité saliendo de la consulta y corriendo por el pasillo.
Las
personas me miraban, pero ¿Y qué?, esta alegría es infinita y por primera vez
me da igual lo que los demás piensen de mi.
Saqué
el móvil y empecé a escribir un mensaje de texto.
``Mikel,
mi doctora me ha dicho que si
gano cinco
kilos me darán el alta, ¡Al fin!
¿No es
genial? Espero tu respuesta feo, te quiero. ’’
Estoy
deseando ver su reacción al enterarse de esta noticia. ¡Será brutal!
Decidí
salir a la terraza a tomar el aire, no tenía permiso, pero total, ¿Qué más da?
¡Hay
que arriesgarse al máximo en todo, que la vida es corta!
················
Tres
días han pasado y no he tenido ninguna noticia de Mikel.
El
mensaje que le envíe no lo ha respondido, y eso me hace desconfiar de el.
No
sé que mierdas está pasando, pero parece que soy su acosadora.
Por
primera vez he mirado su twitter y
tiene bastante actividad desde entonces.
A
lo mejor no se fijó en que le envíe un mensaje… a lo mejor.
Suspiré
y seguí comiendo con preocupación, con ojos tristes y un poco apagados.
Cuando
venga a la charla hablaré con él, de eso estoy segura.
············
Me
senté para escuchar la charla de Joana, aunque más bien solo pensaba en Mikel,
que estaba sentado al lado de Igor.
-
Estoy muy
contenta de haber dado todas estas conferencias, pues esta ha sido la última
Miré
incrédula. ¿La última? ¿Hoy?
Exasperada,
entre todo el barullo de gente que se levantaba para coger el último bizcocho o
para felicitar a Joana, me dirigí a Mikel.
Este
se fue a paso ligero con Igor y Alex, sacando de los bolsillos un paquete de
tabaco para fumarlo fuera del hospital.
Le
observé con tristeza, muy ofendida y entendiéndolo todo poco a poco, pero sin
querer creerme la puta verdad.
Corrí
hacia un rincón solitario y me dejé caer allí, llorando como nunca he llorado
en mi vida. Perdiendo toda ese brillo y felicidad que había recuperado en los
días anteriores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario