jueves, 25 de julio de 2013

Capitulo 5 [Segunda parte]

El chico que me había arruinado, era mi compañero de piso. Me lanzó una mirada tierna de: Al menos podemos hacer las paces. 
Pero, yo le fulmine con la mirada. Esa mirada de asesina, que tiene Wendy al verme tomar mucho alcohol.
Al segundo de todo esto me percaté de cómo iba vestida, más bien, de que prácticamente no iba vestida, pues solo llevaba una pequeña toalla que me tapaba lo justo.
Pude notar como su mirada repasaba cada centímetro de mi cuerpo. Aquel cuerpo que el mismo había tocado como si fuese suyo en una ocasión.
Entró poco a poco en el baño, un poco temeroso, sosteniendo mi fija mirada.
Abrió un poco los labios, pero los volvió a cerrar con cautela.
Muy incomoda, agaché la cabeza e hice ademán de salir del baño.
No hizo nada para impedirlo, digamos que el también se sentía bastante incomodo en aquella situación.
Abrí la puerta de mi habitación y la cerré con un portazo lleno de furia.
Automáticamente cogí el móvil y marqué el número de la primera persona que se me vino a la cabeza.

-          ¡WENDY! – dije en un susurro alto.
-          ¿Qué pasa Ali? – su voz sonaba adormilada, lo más probable es que estuviera echándose una siesta.
-          ¡¿Tú lo sabías?!
-          El que…
-          ¡¿Quién es mi compañero de habitación?!
-          Por supuesto que no… joder, ¿a que viene eso?

Le di un puñetazo a la pared, que resonó por todo el apartamento.

-          ¿Alicia? – dijo Wendy preocupada - ¿Qué ocurre?
-          Ven al apartamento y lo sabrás

Colgué sin decir nada más, preparándome para que lo se avecinaba.
Agarré la ropa que estaba colocada ordenadamente en la silla y me la puse con el corazón a mil.
Agucé el oído, intentando saber que estaría haciendo el estos instantes.
Con sigilo abrí la puerta un poco. No estaba por el pasillo y la puerta del baño estaba cerrada.
Salí de puntillas con zapatos en mano, y posé el oído con mucha delicadeza en aquella puerta.

-          ¿Y ahora que hago? – dijo en tono borde – No, tete, no, este piso lo pagué y no voy a irme, en todo caso que se vaya ella

Sonreí con ironía, tal y como le recordaba, un hijo de puta.
Justo en ese momento sonó el timbre, haciendo que Mikel parase de hablar.
Con ligereza me dirigí a abrir la puerta, que sin duda alguna, sería Wendy.

Al abrir me fulminó con la mirada e hizo una mueca algo grosera.
-          Alicia… ¿Qué coño quieres?

Enarqué una ceja sin contestarle a nada, dentro de muy poco lo averiguaría.
Los ojos de Wendy se desviaron a mi derecha, que se abrieron de par en par. Le acababa de ver.
Luego me miró a mí y como si nuestras mentes se conectaran, pude averiguar que estaba pensando.

-          No, no pienses mal – dije en tono amenazador. Bajé un poco la voz – no ha pasado nada.

Sin mirar atrás salí del piso y cerré la puerta, evitando contacto visual.
Wendy no decía nada, se había quedado muda por aquel impacto tan repentino.
Se sabía perfectamente nuestra pequeña historia, el como una noche loca con el me pudo destrozar de aquella manera.
Ya saliendo del portal, me atreví a mirar atrás, donde no había nada ni nadie.
Luego miré a Wendy con el ceño fruncido.

-          ¿Lo sabías?
-          No…
-          ¡WENDY!
-          ¡Que no coño! ¡No la pagues conmigo!
-          Por fuerza alguien tuvo que saber que Mikel era mi compañero
-          Te digo que yo no sabía nada

Cerré los ojos frustrada y maldije mi vida por debajo.
Mi amiga sonrió tristemente y me abrazó para darme consuelo.

-          Perdona por gritarte… - me disculpé.
-          No pasa nada, estás nerviosa
-          Es que no me puedo creer que después de tanto tiempo, el…
-          Vuelva de alguna forma a tu vida
-          Si…

Empecé a andar sola sin rumbo fijo, solo quería desaparecer por un rato.
Wendy me seguía por detrás, sin apartar la mirada de mí por si hacía una locura. Me conoce muy bien esta chica.

-          Alicia, espérame

Paré y con impaciencia esperé a que estuviera a mi lado para de nuevo empezar a caminar.

-          ¿Qué harás con el piso? – preguntó.
-          Nada,  me quedo en el, está pagado y no lo pienso dejar por ese niñato.
-          ¡Ese es el espíritu!

Sonreí un poco, con mucho temor en el fondo por lo que podría ocurrir los próximos días.



1 comentario:

  1. ahhhyy me muero ya me estaba deseperando x q mikel no aparacia AMO ESTA NOVELAA

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