Jonathan, después de
varias suplicas y unas pocas indirectas, acabó pillando porque quería dormir
con el.
Parecía un poco
contrariado, pero acabó aceptando. Habíamos quedado en el lugar de siempre,
donde se hacen las carreras de motos.
-
¡Mikel, yo
también me voy! – exclamé alcanzando las llaves.
-
¿Has quedado
con alguna amiga?
-
No, he quedado
con un chico, dormiré hoy con el
Los ojos de Mikel se
abrieron de par en par. Sorprendido, se dejo caer en la pared.
-
¿Ha… dormir?
-
Claro, igual
que tu haces con tu amiga
Nos miramos a los ojos.
¿Esto es una pelea?.
Los dos nos decíamos nada
más, simplemente aguantábamos la mirada.
Finalmente, suspiré y
guardé el móvil y las llaves en el bolsillo del pantalón. Sonreí un poco y me
mordí el labio al escuchar como Mikel refunfuñaba para si mismo.
-
Ya nos veremos
mañana
Le guiñé un ojo y salí de
allí, dejándole solo, esperando a su compañera.
-
¡ALICIA,
ESPERA!
Paré. Mikel ya estaba
detrás de mí, y parecía muy rojo.
-
¿Ocurre algo?
-
El chico con
el que vas a quedar es… ¿con el que te besaste en el juego de la botella?
-
Especifica,
besé a unos pocos
-
¿Jonh? O…
-
Jonathan
-
Exacto, ¿es
ese?
-
Por supuesto
que si, ¿quién iba a ser si no?
Mikel miró al suelo, luego
levantó la cabeza mirando al techo sin saber que decir.
-
¿Querías algo?
– pregunté como si nada.
-
Yo… pues que…
nada. Que tengas cuidado y todas esas cosas
-
Lo tendré, se
lo que hago
Me separé y acabé
alejándome, hasta que le perdí de vista y no supe nada más de el en esos
momentos.
Mi moto esperaba aparcada
en la calle, solitaria pero bella como siempre. Al menos, para mi es bella, o
mejor, casi todas las motos me son bellas.
* * *
Fue como un impulso. En
cuanto llegué al lugar de las carreras, fui directa al comienzo para empezar a
correr. Hacía unas semanas que no lo hacía y necesitaba despejarme un
poco.
Había llegado justo a
tiempo, ya que estaban arrancando las motos. No me dio tiempo ha hacer nada,
tuve que impulsarme hacia delante porque todo acababa de empezar.
Supuse que Jonathan ya me
había visto. Resaltaba mucho entre los demás, sobre todo en ese mismo momento,
¡Una loca que se pone entre la carrera en el último segundo! Como para no mirar
quien es.
Hoy no iba como otras
veces, estresada por quedar entre las primeras, o que no me tirasen de un golpe
al suelo. Todo era diferente, le prestaba atención a la carrera, si. Pero
estaba confiada, mucho más de lo normal, como si ahora todo me saliese bien.
-
¡Quita de en
medio, tortuga!
Adelanto a uno de los
motoristas, pero sin golpearla ni nada de esas cosas, solo por mi misma.
Sonreía como nunca, y a una velocidad moderada, mucho más lenta que otras
veces.
Y como siempre, acabé la
segunda. Ya tenía en la mente que no iba a quedar primera, otra vez segundona,
siempre por detrás de otros. Aquel pensamiento me lleno de tanta rabia, que
ahora si que aumente velocidad e hice una estrategia que nunca había conocido y
hecho en la vida.
Lo conseguí, estaba en
primer puesto. Aumenta más velocidad hasta que alcancé la meta. Primera, por
una vez en mi vida.
Salí corriendo de la moto
y me abalancé sobre Jonathan, que esperaba junto a otros chicos. El me devolvió
el abrazo con cariño.
Pero quería más, comenzar
ahora lo que llevaríamos a cabo en su casa. Le besé con fuerza, el pobre al
principio se asustó un poco y todo. Pero al darse cuenta de lo que pasaba me lo
siguió, devolviéndolo con más fuerza que el anterior.
-
¿Y esto? –
preguntó separándose un poco de mi.
-
Te tengo
ganas, y ahora calla…
Le iba a besar, pero el me
cortó el beso. Le miré mal, eso no se le hace a una chica.
-
Pero mejor en
mi casa ¿No?
-
¿No te
gustaría hacerlo en la calle? Pero escondidos. Sería muy…
-
Peligroso.
-
Y eso me pone,
para tu información.
Hubo unos segundos de
silencio.
-
No, no, mejor
en mi casa
-
Está bien…
madre mía, te veía más valiente
Así no soy yo. O eso creo.
Me estaba comportando de manera dura por tal de poder hacerlo con el, algo muy
raro en mí.
El resto de las horas se
pasaron rápidos por el simple hecho de estar divirtiéndome como nunca,
intentando borrar de mi mente todo lo relacionado con Mikel. Lo que no entendía
es… ¿Por qué exactamente a el?
Pasa tanto tiempo, que ya
era de noche, las doce de la madrugada exactamente.
-
Bueno… ¿Nos
vamos a tu casa? – le miré a los ojos decidida.
-
Por supuesto
Antes de llegar a mi moto
me besó con más fuerza que la otra vez. Le devolví el beso y sonreí con
picardía.
-
Tranquilo…
aun tenemos tiempo – susurré mirándole
los labios.
-
Ahora soy yo
el ansioso
Reí y le di la espalda
para alcanzar mi moto.
* * *
Todo iba demasiado rápido.
Jonathan me besaba con prisas, ni siquiera me llevó a su habitación. Caímos en
el suelo y seguimos ahí.
Nuestras ropas
desaparecieron, quedando perdidas por todos lados del pasillo. El me hacía
caricias salvajes, algunas hasta dolían. Sinceramente, no me gusta que me
traten así cuando estoy haciéndole.
Aun así no di importancia
a nada, si Mikel lo hacía yo también.
Los ojos se me abrieron de
par en par al decir eso. ¡Otra vez con Mikel en la cabeza!
Los cerré con fuerza y
otra vez besé a Jonathan. Tampoco lo íbamos a hacer en el lugar más adecuado,
ya que un suelo… pues duele un poco.
-
Joder Alicia…
Sentía como sus manos se
trasladaban a la caderas, y de hay a bajar un poco las braguitas. Sin saber
porque, me puse en una tensión horrible.
Empecé a respirar mal,
pero Jonathan lo tomó por ‘’excitación’’ cuando todo era al revés. El me
besaba, y de los labios fue bajando más abajo.
No, no podía más. La
tensión se me acumulaba, los nervios me poseían. No quería hacerlo con
Jonathan, no me sentía bien.
-
¡QUITA!
Del gritó mi miró a los
ojos. Aun respiraba mal, casi ni se me entendía al hablar.
Me levanté del suelo y me
vestí lo más aprisa posible. Jonathan se hallaba confuso, no tenía ni idea de
porque hacía esto.
Finalmente se levantó y me
agarró del brazo y me tiró hacia el. Parecía enfadado, mucho.
-
¡¿Pero que
haces?!
-
No puedo…
-
¡¿Lo que?!
-
¡Que no puedo
hacerlo contigo! Lo siento… me he precipitado.
Jonathan rió irónicamente.
Me soltó con brusquedad, dañándome un poco.
-
¿Y se puede
saber porque la señorita no puede hacerlo?
-
No me siento
aun bien, para… no se… quizás aun no he superado el miedo a que me vean.
-
¡¿Pero que
miedo?!
-
Déjalo…
Salí de su casa sin más.
Estaba rota por dentro, por dejar plantado de esa manera a Jonathan, por no
haber superado el miedo a desnudarme delante de personas…
¡Oh dios! ¡¿Y ahora donde
dormía?!
Indecisa, marqué el número
de Mikel en el móvil. Lo cogió en nada.
-
¿Alicia?
Cerré los ojos frustrada.
De fondo se escuchaba los gritos y risas de una chica. Solo con escuchar sus
gritos me entraban arcadas y asco.
-
Oye… ¿Tu estás
con la chica?
-
Hombre, como
para no saberlo
Se escuchó un beso. Tragué
saliva e intenté borrar aquel sonido de la cabeza.
-
Ah… perdona
por molestar
-
¡Espera pero
que pas…!
Colgué antes de que
preguntara. Hice una mueca, no tenía sitio a donde ir. Quizás podría llamar a
Elvira, pero aun así…
También con ella podría
hablar, puesto que Wendy se había ido con su otra amiga, sin decirme nada, que
es lo que más me jode.
-
¿Elvira?
-
Te mato, ¿Qué
haces llamándome a las… ¡1 de la madrugada!
-
¿Estabas
durmiendo?
-
Me estaba
acostando
-
Oh, bueno
perdona…
-
¿Qué ha
pasado?
-
¿Puedo dormir
está noche en tu casa? ¡Si hace falta duermo en el suelo!
-
Pero… vamos a
ver… ¿Por qué?
-
Mikel ha
quedado con una chica en el apartamento para eso y yo… pues no tengo a donde ir
Me mordía las uñas de los
nervios, destruyéndomelas.
-
Esta bien…
pero mis padres no pueden saber nada
-
¡Graciaaaaaaas!
En nada ya estaba en casa
de Elvira. Llevaba la moto a gran velocidad, por lo que tardé menos de cinco
minutos.
-
¡Pst!
Justo cuando iba a llamar
al timbre, la cabeza de Elvira salió por la ventana de su habitación.
-
¡No llames,
que se enteran mis padres!
-
Pues ábreme
Bajó las escaleras y me
abrió. Hizo un gesto con el dedo para que no hablase durante el camino a su habitación.
Así hice, y al llegar,
cerré la puerta y me dejé caer en la silla de escritorio.
-
¿Pero que ha
pasado exactamente? Parecías muy agitada mientras hablabas…
Le expliqué todo. Lo de
Mikel y la chica, las carreras de motos, la ‘’noche’’ con Jonathan…
Ella escuchaba
sorprendida, aunque no se impresionó tanto con lo de las carreras de motos.
-
Siempre te han
gustado las motos, no me extraña que tarde o temprano acabaras haciendo
carreras…
-
Ya, pero tía,
que lo hago muy bien y llevo casi nada
Suspiramos. Estaba
angustiada por todo.
-
¿Y Mikel?
-
¿Qué pasa con
el?
-
Tía… el es
libre de hacer lo que quiera, y ya sabes a que me refiero
-
Si, lo sé…
-
Pues no te
comportes de esta manera. Si te jode que el…
-
Eh, eh,
joderme nada, yo nunca he dicho que me joda
-
Alicia, estabas
contándome muy indignada que estaba con una chica
-
Me indignaba
por no poder dormir en mi apartamento… ¡Que en parte es mío!
-
¿Tú que
habrías hecho?
-
¿Cómo? No te
entiendo…
-
Alicia, has
cambiado desde que saliste del hospital… ¿Qué hubieses hecho?
Pensé un poco en la
contestación. Lo primero que se me vino a la cabeza fue vomitar sin parar, así
me sentiría mejor. Por otra parte, era enfrentarme, ir al apartamento y
quedarme en el.
-
Tienes razón…
Me levanté de la silla y
sin decir nada, salí de casa de Elvira lo más aprisa posible.
Estaba asustada, no sabía
que podía encontrarme al llegar al piso.
* * *
Abrí la puerta con los
ojos un poco cerrados. Pero no había nadie… en el salón, claro.
En la habitación de Mikel
se escuchaba cosas, muchas cosas, mejor no nombrarlas porque causarían trauma.
Apreté el puño y cerré con
violencia la puerta, para que se escuchase el golpe.
Pararon. Sonreí un poco y
me apoyé en la puerta, esperando a que Mikel llegase.
En efecto, llegó, tenía la
cintura envuelta en una sabana muy fina, que por suerte no transparentaba.
-
¡¿Qué haces
aquí?! ¡Te dije que había quedado!
-
También es mi
apartamento y no tienes derecho a echarme por un polvo. Hazlo con ella, pero a
mi me dejas tranquila
-
Nos molestarás
y…
-
Si mantienes
la puerta cerrada no molestaré a nadie, así que mejor cállate.
-
Eh, eh,
conmigo te relajas, mona. ¿Quién eres tu para venir a mi…?
-
¡Nuestro
apartamento querrás decir! Y soy Alicia, encantada
Nos estabas peleando, si.
Una pelea extraña, pero, bueno.
-
Y ahora sin tu
permiso, me voy a dar una ducha
Me saqué la camiseta
delante de el para joderle aun más. Giró la cabeza al lado, pero me miraba de
reojo con disimulo.
Intenté no sonreír y me
dirigí al baño con tranquilidad.
Al entrar cerré la puerta
y suspiré con un poco de tristeza. Me jodía discutir, y sobre todo con Mikel.
Me miró al espejo y ahogué
un grito de horror. Dos chicas estaban detrás de mi y me miraban fijamente. Sin
duda alguna, eran Ana y Mia.