jueves, 1 de agosto de 2013

Capitulo 11 [Segunda parte]

-          ¿Qué vas a hacer Mikel? – dije un poco divertida.
-          Voy a poner película de miedo y he invitado a Àlex para verla
-          Pues mejor no os molesto

Hice ademán de irme, pero Mikel me paró.

-          Espera, ¿por qué te vas? Ves la película con nosotros y si quieres puedes invitar a alguna amiga

Sonreí. La verdad es que nunca en mi vida he visto una película de miedo, así que sería divertida mi reacción ante ellas.

-          ¿Y para ver la película solo has invitado a Àlex?
-          Si, con el en vez de pasar miedo, reirás un montón
-          Bueno… entonces… ¿puedo invitar yo a dos amigas?
-          Claro, invita a quien quieras

Alcancé el móvil y entré al Whatsapp. ¿A quién podía invitar?
Pensé en Sonia y Elvira. Quedo muy poco con ellas, y la verdad es que me haría ilusión que ellas estuviesen conmigo.

Les mandé un mensaje a las dos. Aceptaron encantas, como no.

-          Viene acá… - informé a Mikel, que estaba preparando palomitas.
-          ¿Y quienes han invitado?
-          No las conoces, son dos amigas llamadas Sonia y Elvira.
-          Mejor, así conozco a más amigas tuyas

Reí y me tiré al sofá. Observe el televisor y di un salto.

-          ¡¿Qué pasa?! – exclamó Mikel algo asustado. Luego empezó a reír - ¿No habrás puesto la película?
-          No seas idiota. ¿La veremos en 3D?
-          Claro, así supongo que dará más miedo
-          ¿Y las gafas? ¿Habrá para todos?
-          Claro, tu tranquila que lo todo preparado

Suspiré y sonreí. Esta noche no dormiría, pero bueno.

A los minutos llamaron al timbre. Probablemente sería los invitados.

- Yo abro – dije levantándome del sofá.

Abrí la puerta, y en efecto, eran los invitados. Àlex, Sonia y Elvira.

- ¡Hola! Pasad

Abracé a Àlex cariñosamente y luego fui hacia Sonia y Elvira.

- ¡TETE FEO! – gritó Mikel lo más alto posible.

Las tres les miramos. Se abrazaron con cariño y empezaron a pelear entre ellos, como dos niños pequeños.

- Que tontos sois – dije riendo – como caigáis algo os mataré ¿eh?

Nosotras nos dirigimos al sofá. Nos sentamos las tres juntas, para estar más cómodas.

-          Oídme chicas… - murmuró Elvira con un poco de vergüenza – que yo grito mucho en estas películas… así que lo siento si os dejo con sordera.
-          Tranquila, eres como yo, también grito mucho – la tranquilicé, que supiera que no es la única.
-          Bueno, yo no tanto – dijo Sonia – me dará un poco de miedo, pero no gritaré

Reímos. En el fondo gritaríamos todas, incluida Sonia.
Mikel y Àlex también se sentaron, parecían ilusionados y todo.

-          ¿Preparadas? – preguntó Àlex con media sonrisa - ¿O pasaréis miedo?
-          A nosotras nada nos da miedo – contesté haciéndome la chula.
-          Ya veremos, Alicia – respondió Mikel con una pequeña sonrisa.

Les saqué la lengua y miré a la pantalla.

-          ¡¿Cómo que no gritaremos?! – susurró Elvira a mi oído – te estás contra diciendo.
-          Ya… pero no pienso que se hagan los guays delante de nosotras
-          Nos vamos a cagar…

Mikel nos fue repartiendo las gafas para ver la película en 3D, lo que la haría seguramente más terrorífica.

-          ¿Tenéis todo el mundo? – preguntó al sentarse de nuevo.

Asentimos, aguantando las ganas de gritar antes de tiempo. Putos nervios.

Pusieron la película. Su principio no era nada de otro mundo, algo normal. Quizás ni daba miedo y solo eran tonterías de ellos.

-          ¿Qué película estamos viendo? – preguntó Sonia, que abrazaba un cojín.
-          ¿No os suena? – preguntó Àlex con extrañeza.
-          No… - respondimos todas confundidas.
-          Es ‘’Expediente Warren’’ salió hace poco en el cine – informó Mikel, cogiendo unas pocas palomitas.
-          Ah, si, creo que me suena – dijo Elvira, no parecía muy contenta.

La película seguía, y la verdad es que no daba mucho miedo. Hasta que…

-          ¡¡HOSTIA PUTA!!

El grito de Elvira se escuchó por todo el apartamento. Yo no grité, pero estaba pegada al sofá muerta de miedo. Sonia parecía sorprendida.
En cambio, los dos chicos no paraban de reír por el grito, ni siquiera parecían asustados.

-          Elvira, eso no daba miedo – rió Mikel.
-          ¡No que va!
-          Eso no es nada comparado con las siguientes cosas que saldrán

Las tres nos pusimos blancas.

-          Eh Alicia ¿Tu no decías que no tenías miedo? – dijo Mikel con burla.
-          Y no tengo, idiota
-          La única que no parece tener es Sonia – comentó Àlex mirándola fijamente.

Ella hizo una mueca, en el fondo tenía, pero no lo mostraba a la luz.

Seguimos viendo la película. Elvira no paraba de gritar; yo cada vez me echaba más hacia atrás en el sofá y Sonia no paraba de estrujar el cojín.

En algún momento me pareció ver que Mikel me miraba de reojo, sonriendo un poco.
Àlex parecía muy entretenido viendo la película. Es como si viera una de esas normales, que no dan miedo.

Sin darme cuenta se me escapó un pequeño alarido. Me tapé la boca, pero fue demasiado tarde, ya se habían dado cuenta de todo.

Mikel rió en silencio, aunque no comentó nada de mi pequeño grito.

Al terminar la película, las tres dejamos las gafas en la mesa y nos levantamos temblando.
La pobre de Elvira temblaba de pies a cabezas, estaba muerta de miedo.
Sonia no dejaba el cojín, incluso cuando se levantó lo seguía apretando.
Yo también estaba temblando, pero lo disimulaba, tengo un orgullo que no pienso perder.

-          Bueno… yo… me voy… - comentó Elvira – ya nos vemos
Nos abrazo a Sonia y a mí.

-          Ya os acompaño a las dos – dijo Àlex, parecía tener un poco de pena.
-          Gracias… - respondió Sonia agradecida.

Mikel y Àlex se abrazaron como despedida. Le dije adiós con la mano y los tres se fueron.

-          Bueno… - dije controlando la voz – me voy a dormir

Avancé a mi habitación, pero fui parada por Mikel.

-          Un momento – dijo divertido - ¿No tienes miedo?

Negué con la cabeza, sonriendo.

-          ¿Seguro? Puedes dormir conmigo…
-          Estás flipando Mikel…
-          Ya claro, la propuesta está en pie ¿eh?
-          Que si, que si…

Le saqué la lengua y fui a mi habitación. Cerré la puerta y me tumbé en la cama.
Suspiré, en verdad tengo miedo, pero no quiero dormir con Mikel… creo.

Me puse el pijama y apagué la luz con la intención de dormir.
Pero por desgracia, justo al meterme en la cama, todas las imágenes de la película se me vinieron a la mente y no paraban de acosarme.
Incluso por culpa del miedo oía cosas que no pasaban. Escuchaba pasos, golpes…

En un momento dado me pareció escuchar que aporreaban la puerta, por lo que pegué en bote en la cama. Miré hacia ella. Nada, no había nada.

- Joder… suspiré – no me quedará más remedio…

Me levanté lentamente. Todo estaba muy oscuro, demasiado.
Otra vez me metí en la cama, no podía, me daba miedo la oscuridad.

Cerré los ojos frustrada por mi cobardía y tuve que hacer lo que menos deseaba en estos momentos.

- ¡MIKEEEEEEEEEEL!

Esperé, pero no contestaba.

- ¡MIKEL POR FAVOR!

Grité tan alto que ladraron hasta unos perros que paseaban por la calle.
Por suerte se enteró y vino corriendo a mi habitación. Al entrar tenía cara de malas ideas, probablemente estaba dormido.

-          ¡¿Qué pasa?! – exclamó – un poco más y no gritas.

Bajé la mirada, solamente iba en boxer. Disimulé un poco, que no se notase que le había mirado exactamente hay.

-          Si no dices nada, me voy… - dijo con voz cansada.
-          ¡No!

Me miró desesperado.

-          ¿Pero qué pasa?
-          Puedo… ¿puedo dormir contigo?

Abrió muchos los ojos y se le escapó una carcajada.

-          ¡¿Después de decir que eres valiente y no tienes miedo me preguntas si puedes?!
-          Si…

Empezó a reír como un loco. Yo me moría vergüenza, pero no me quedaba más remedio.

-          ¿Puedo o no? – pregunté.
-          Si, anda ve…

Me levanté y sin mirarle a la cara me dirigí a su habitación.

Al estar allí, me tumbé en la cama. Estaba incomoda, la última vez que dormí con Mikel, pues fue… bueno, cuando me quedé en su casa el fin de semana.

Este entró, aun riendo y se tumbó a mi lado con una mirada traviesa.

-          Si me tocas, juro que te corto los huevos – le amenacé seriamente.
-          Tranquila, con buenos rollos ¿eh?

Asentí y sonreí un poco. Suspiré y le di la espalda, mirando a la pared.

-          Gracias por dejar que me quede – murmuré con los ojos cerrados.
-          No hace falta darlas


Nos quedamos en silencio. Mikel, inconscientemente, me abrazó por la cintura y se quedó así. No le di importancia, estaba dormido y de esa manera me sentía protegida, sin miedo a nada.

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