-
Ei, Alicia –
dijo Sergio sonriente – aun me parece increíble que me hayas pedido una cita –
me guiñó un ojo.
-
Si, bueno…
tenía ganas de quedar contigo, para arreglar las cosas… - sonreí.
-
Que extraño…
la última vez que nos vimos me diste un puñetazo junto a tu amiga
-
Ya, estaba un
poco enfadada y tal pero… es pasado y quiero arreglar las cosas.
-
Me parece
bien, te pasaste bastante conmigo
Me mordí el labio con tal
de callar las palabras que me iban a salir de la boca. Respiré hondo y reí. Mi
risa fue extraña, parecía de una psicópata.
-
¿Y donde me
llevarás? – pregunté para cambiar de tema – apenas hemos acordado nada…
-
Yo pensaba en
dar una vuelta y luego ir a un restaurante a comer…
-
Está bien,
pues… ¿Qué hacemos primero?
-
A mi no me
hagas opinar, decide tu
-
Primero comer
y luego pasear, por favor
Sonreí un poco, mirándole
directamente a los ojos.
-
Ya lo pillo,
quieres comer primero para luego al andar perder calorías y no ponerte gorda
¿eh?
-
Exacto… que
listo eres…
Bufé disimuladamente y
entré en la parte delantera del coche. Puse mala cara, olía entero a marihuana.
Aun así, preferí no decir
nada y actuar con normalidad. Como si disfrutara de la pequeña cita.
-
¿Y donde
comemos? – pregunté sonriente.
-
A un pub que
hay por aquí cerca, es mi preferido, seguro que te gustará
-
Seguro que si,
tienes muy buen gusto
Le miré unos segundos.
Estaba sacando un cigarrillo y desviaba la mirada del carretera.
-
Ten cuidado…
podríamos tener un acciden…¡¡CUIDADO IDIOTA!!
Un motorista se apartó al
carril contrario, el cuál no le pertenecía. Sergio se había desviado al otro.
Otra vez volvió al suyo
normal con total tranquilidad. Le miré asustada.
Giré la cabeza para
comprobar quien era el chico al que casi atropella. Y no, no podía ser cierto…
Jonathan me miró
sorprendido y yo le devolví la mirada. Finalmente me di la vuelta y me senté
bien.
-
¡Casi le
atropellas! – exclamé sobresaltada.
-
Imaginaciones
tuyas…
De repente freno, y si no
llega a ser porque llevo el cinturón, me hubiese estampado con el cristal.
Salí del coche y puse peor
cara de la que tenía. Estábamos delante de un pub bastante viejo, y lleno hasta
arriba de suciedad.
-
¿Qué es esto?
– pregunté asqueada.
-
Aquí vamos a
comer, sirven una comida estupenda
Entramos. El encantado y
yo… bueno, yo muerta de asco.
-
¡Eh Sergio!
¿Qué tal estás, tío? – saludó el camarero. Es un tío con el pelo largo y
grasiento. Tiene un piercing en la
ceja y su voz es muy ronca.
-
Perfecto, aquí
estoy con una tía
Me señaló con la cabeza.
Los pocas personas que había allí me miraron, haciendo que sonriese
tímidamente.
Nos sentamos en una mesa,
que al igual que todo el pub, estaba sucia. El camarero al preguntar que
queríamos ni se molestó en limpiarla un poco.
-
Tráiganos
cualquier cosa
Le asesiné con la mirada.
¿Cualquier cosa? ¡Ese es capaz de traernos una rata hervida!
-
Me gusta pedir
a mi… - murmuré de mala gana.
-
Si no te gusta
la cita, te vas
Nos miramos a los ojos. Me
mordí el labio y no me moví del sitio. No debía hacerlo, ahora no.
-
Guau ¿En serio
quieres intentarlo? – estaba sorprendido.
-
Por supuesto
que si…
Sonreí con una mirada
misteriosamente. Una de las mías típicas cuando tramo algo. Lo bueno es que
Sergio no lo sabía.
-
Aquí tenéis
El camarero nos puso dos
platos. Miré el mío y me sorprendí. Era un simple filete con patatas, pero aun
así, tenía muy buena pinta.
Y en efecto, estaba muy
rico. Para nada me esperaba esto de un lugar tan asqueroso.
Al acabar, pagamos y nos
fuimos de allí. Me alegre de irme, aunque la comida estuviese deliciosa, el
ambiente es una mierda.
-
¿Vamos a la
playa? – pedí poniendo morritos.
-
Vale, pero
solo por ti
Le agarré de la mano y
caminamos hasta ella, dejando el coche atrás.
Hacía un día esplendido.
El sol brillaba con fuerza y no hacía nada de viento.
Al llegar a la playa la
miramos fijamente. Sonreí, por ahora todo iba perfecto.
Aun cogidos de la mano,
bajamos a la arena y nos sentamos allí. En silencio, solo dirigiéndonos miradas
atrevidas.
-
Oye Alicia…
-
Dime
-
¿Haces algo
esta noche?
Le miré y sonreí
juguetona. Conseguí lo que me proponía.
-
No… ¿Por qué?
– me hice la inocente.
-
Bueno, como yo
tampoco tengo nada que hacer… si querías quedarte a dormir
-
Me parece
estupendo, chaval
Le guiñé un ojo y sin
darle tiempo a decir nada me saqué la camiseta para tirarme al agua, que lo
deseaba de hace tiempo.
* * *
-
Joder, las
diez de la noche… - murmuré cansada.
-
Ei, que ahora
te quedas en mi casa, así que recobra energías
Reí y le di pequeño golpe
en la cabeza.
-
Antes voy a la
mía a coger lo necesario
-
¿Lo necesario?
-
Claro. Tu
confía en mi… disfrutarás el doble
Sonreí y me metí en su
coche sonriente. Al final haría lo que tanto deseaba.
Llegamos al portal y le
dije mediante señas que esperase unos minutos, que no tardaría tanto.
Entré y allí estaba Mikel.
Miraba el móvil tumbado en el sofá.
-
¡Hola! –
exclamé.
-
Hola ¿Qué tal
fue todo?
-
Bien, bien…
una pregunta Mikel
-
¿Qué?
-
¿Tu tienes aquí unas esposas que usaste en tu película?
-
Claro, ¿por
qué?
-
Me las llevo,
las necesito con urgencia.
Mikel puso muy mala cara.
Cuando iba derecha a su habitación me cortó el paso poniéndose el delante.
-
Ni hablar
-
¡Mikel! ¡Por
favor!
-
Que no Alicia,
que no
-
Te las
devolveré… es urgente las necesito
-
¿Para que?
-
Te lo enseñaré
por fotos, pero por favor…
Puse morritos y ojitos de
niña buena. Al final no pudo contenerse y cedió.
-
¡Gracias!
Le di un beso en la
mejilla, muy cerca de los labios. El sonrió y miró como entraba en su
habitación para cogerlas.
Fue fácil, las tenía
depositadas en su mesita de noche, junto a más cosas. Cogí cuatros, ya que eran
esas las que necesitaba.
Salí de allí y de nuevo le
di un beso. Este un poco más cerca de los labios, pero sin llegar a tocarlos.
-
¡¡Luego
vuelvo!!
Salí corriendo. Sergio
esperaba escuchando música… por desgracia era reggaeton.
-
Quita eso –
pedí al entrar en el coche.
El miró las esposas
sorprendido. Luego me miró a mi.
-
¿Y esto?
-
Ya verás
porque las quiero…
Cambié de emisora de radio
hasta encontrar Los 40 principales. A
veces ponían reggaeton pero no mucho.
* * *
Llegamos a su casa. Tal y
como la recordaba. Como si no hubiera pasado tanto tiempo desde la última vez.
Entré en ella y suspiré
con nostalgia. Me entró un poco de bajón, todo hay que decirlo.
Al llegar a la habitación
de Sergio, este cerró la puerta y me miró mordiéndose el labio.
-
Aquí estoy
esperando – dije sonriendo.
Se me abalanzó y me empezó
a besar con fuerza. Le seguí los besos. El calor nos envolvía, obligándonos a
quitarnos la ropa.
Los besos se trasladaron
al cuello. Ese era mi punto débil, y el lo sabía de sobra.
Aun así, nada se me iba de
la cabeza. Por mucho que disfrutase, tenía un plan.
-
Sergio
Le aparté un momento.
-
Ahora serás tu
el que disfrute… - le guiñé un ojo y cogí las esposas, que yacían en el suelo.
Sergio se tumbo. Me puse
en su encima y le estiré un brazo. Le puse la esposa, que estaba unida al
cabecero de la cama.
Le di un beso en el pecho,
y luego fui hacia la oreja. Sergio estaba excitado. Al menos su zona se estaba
levantando.
Sin perder más tiempo,
encadené su otro brazo. Todo salía a la perfección.
Finalmente, acabé con
hacerlo en las piernas.
No podía moverse,
encadenado de esa forma. Lo mejor es que el muy idiota no se daba cuenta de lo
que pasaba.
-
Ahora puedo
hacerte lo que quiera… - susurré.
-
Adelante…
De una sola vez le quité
los boxers. Dejándolo completamente desnudo.
Suspiré y me quité encima
de el. Yo solo iba en ropa interior, por lo que me pude vestir enseguida.
-
¡¿Qué haces?!
– gritó Sergio cabreado.
-
Calla niñato
Saqué el móvil y le empecé
a hacer fotos. Una foto tras otra.
Sergio intentaba taparse,
pero no podía. Estaba totalmente paralizado.
-
¡¡Estás loca!!
– gritó.
-
Esto es una
venganza, cariño mío – reí – no es una venganza muy buena, pero la vergüenza la
pasarás…
Acabé de echar las fotos y
me fui corriendo. Tampoco tenía pensado dejarle en ese estado una semana.
Cuando llegase a casa llamaría a los bomberos para que fuese a casa de Sergio y
le ‘’rescatasen’’.
* * *
Entré riendo. Mikel salió
de su habitación y se me quedo mirando sin saber que hacer.
-
¡Mikelino! –
reí.
-
Esto… ¿Alicia?
Me acerqué y le abracé con
ternura. Me devolvió el abrazo, un poco confuso.
-
¿Y mis
esposas?
-
Te las devolveré,
lo juro
Saqué el móvil y le enseñé
una foto que le hice a Sergio.
-
¡¡HOSTIA!!
Reí con más fuerza.
-
¿Pero qué has
hecho?
-
¿Te acuerdas
de Sergio? El chico que me jodió parte de mi vida…
-
No jodas que
es el
-
Exacto
Permanecimos unos segundos
en silencio, hasta que finalmente los dos reímos a más no poder.
-
¡Choca!
Chocamos, divertidos y
alegres.
Nos sentamos en el sofá,
esta vez callados. Pero aun con la alegría de antes.
-
Oye… - murmuré
Mikel mirando al suelo – A mi no me harás lo mismo ¿verdad?
-
No creo… -
respondí con timidez.
Nos miramos a la vez. Los
dos directamente a los ojos, sin decir palabra.
Nos acercamos un poco, no
sabíamos que pasaba. Simplemente nos dejábamos llevar.
Nuestros labios se
quedaron a centímetros, ya no faltaba nada para el beso…
Entonces una melodía sonó
en el móvil de Mikel. Nos quedamos quietos, sin movernos.
-
Mikel…
deberías coger el móvil
Suspiró y se apartó un
poco frustrado. Alcanzó el móvil y contestó a la llamada.
De mientras el hablaba, me
levanté del sofá. Estaba roja de vergüenza por lo que había pasado, y no tenía
ganas de hablarlo con Mikel.
-
Me voy a
dormir… - dije mirando al suelo – bona
nit
-
Bona nit…
ahhh!! aca en buenos aires tambien hay los 40 principales y es una radio muy buena!!
ResponderEliminarMe gusta la novela es muy chula😍😜
ResponderEliminarMe gusta la novela es muy chula😍😜
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