jueves, 8 de agosto de 2013

Capitulo 13 [Segunda parte]

-          Ei, Alicia – dijo Sergio sonriente – aun me parece increíble que me hayas pedido una cita – me guiñó un ojo.
-          Si, bueno… tenía ganas de quedar contigo, para arreglar las cosas… - sonreí.
-          Que extraño… la última vez que nos vimos me diste un puñetazo junto a tu amiga
-          Ya, estaba un poco enfadada y tal pero… es pasado y quiero arreglar las cosas.
-          Me parece bien, te pasaste bastante conmigo

Me mordí el labio con tal de callar las palabras que me iban a salir de la boca. Respiré hondo y reí. Mi risa fue extraña, parecía de una psicópata.

-          ¿Y donde me llevarás? – pregunté para cambiar de tema – apenas hemos acordado nada…
-          Yo pensaba en dar una vuelta y luego ir a un restaurante a comer…
-          Está bien, pues… ¿Qué hacemos primero?
-          A mi no me hagas opinar, decide tu
-          Primero comer y luego pasear, por favor

Sonreí un poco, mirándole directamente a los ojos.

-          Ya lo pillo, quieres comer primero para luego al andar perder calorías y no ponerte gorda ¿eh?
-          Exacto… que listo eres…

Bufé disimuladamente y entré en la parte delantera del coche. Puse mala cara, olía entero a marihuana.
Aun así, preferí no decir nada y actuar con normalidad. Como si disfrutara de la pequeña cita.

-          ¿Y donde comemos? – pregunté sonriente.
-          A un pub que hay por aquí cerca, es mi preferido, seguro que te gustará
-          Seguro que si, tienes muy buen gusto

Le miré unos segundos. Estaba sacando un cigarrillo y desviaba la mirada del carretera.

-          Ten cuidado… podríamos tener un acciden…¡¡CUIDADO IDIOTA!!

Un motorista se apartó al carril contrario, el cuál no le pertenecía. Sergio se había desviado al otro.
Otra vez volvió al suyo normal con total tranquilidad. Le miré asustada.

Giré la cabeza para comprobar quien era el chico al que casi atropella. Y no, no podía ser cierto…
Jonathan me miró sorprendido y yo le devolví la mirada. Finalmente me di la vuelta y me senté bien.

-          ¡Casi le atropellas! – exclamé sobresaltada.
-          Imaginaciones tuyas…

De repente freno, y si no llega a ser porque llevo el cinturón, me hubiese estampado con el cristal.

Salí del coche y puse peor cara de la que tenía. Estábamos delante de un pub bastante viejo, y lleno hasta arriba de suciedad.

-          ¿Qué es esto? – pregunté asqueada.
-          Aquí vamos a comer, sirven una comida estupenda

Entramos. El encantado y yo… bueno, yo muerta de asco.

-          ¡Eh Sergio! ¿Qué tal estás, tío? – saludó el camarero. Es un tío con el pelo largo y grasiento. Tiene un piercing en la ceja y su voz es muy ronca.
-          Perfecto, aquí estoy con una tía

Me señaló con la cabeza. Los pocas personas que había allí me miraron, haciendo que sonriese tímidamente.

Nos sentamos en una mesa, que al igual que todo el pub, estaba sucia. El camarero al preguntar que queríamos ni se molestó en limpiarla un poco.

-          Tráiganos cualquier cosa

Le asesiné con la mirada. ¿Cualquier cosa? ¡Ese es capaz de traernos una rata hervida!

-          Me gusta pedir a mi… - murmuré de mala gana.
-          Si no te gusta la cita, te vas

Nos miramos a los ojos. Me mordí el labio y no me moví del sitio. No debía hacerlo, ahora no.

-          Guau ¿En serio quieres intentarlo? – estaba sorprendido.
-          Por supuesto que si…

Sonreí con una mirada misteriosamente. Una de las mías típicas cuando tramo algo. Lo bueno es que Sergio no lo sabía.

-          Aquí tenéis

El camarero nos puso dos platos. Miré el mío y me sorprendí. Era un simple filete con patatas, pero aun así, tenía muy buena pinta.

Y en efecto, estaba muy rico. Para nada me esperaba esto de un lugar tan asqueroso.
Al acabar, pagamos y nos fuimos de allí. Me alegre de irme, aunque la comida estuviese deliciosa, el ambiente es una mierda.

-          ¿Vamos a la playa? – pedí poniendo morritos.
-          Vale, pero solo por ti

Le agarré de la mano y caminamos hasta ella, dejando el coche atrás.

Hacía un día esplendido. El sol brillaba con fuerza y no hacía nada de viento.
Al llegar a la playa la miramos fijamente. Sonreí, por ahora todo iba perfecto.

Aun cogidos de la mano, bajamos a la arena y nos sentamos allí. En silencio, solo dirigiéndonos miradas atrevidas.

-          Oye Alicia…
-          Dime
-          ¿Haces algo esta noche?

Le miré y sonreí juguetona. Conseguí lo que me proponía.

-          No… ¿Por qué? – me hice la inocente.
-          Bueno, como yo tampoco tengo nada que hacer… si querías quedarte a dormir
-          Me parece estupendo, chaval

Le guiñé un ojo y sin darle tiempo a decir nada me saqué la camiseta para tirarme al agua, que lo deseaba de hace tiempo.

* * *

-          Joder, las diez de la noche… - murmuré cansada.
-          Ei, que ahora te quedas en mi casa, así que recobra energías

Reí y le di pequeño golpe en la cabeza.

-          Antes voy a la mía a coger lo necesario
-          ¿Lo necesario?
-          Claro. Tu confía en mi… disfrutarás el doble

Sonreí y me metí en su coche sonriente. Al final haría lo que tanto deseaba.
Llegamos al portal y le dije mediante señas que esperase unos minutos, que no tardaría tanto.

Entré y allí estaba Mikel. Miraba el móvil tumbado en el sofá.

-          ¡Hola! – exclamé.
-          Hola ¿Qué tal fue todo?
-          Bien, bien… una pregunta Mikel
-          ¿Qué?
-          ¿Tu tienes aquí unas esposas que usaste en tu película?
-          Claro, ¿por qué?
-          Me las llevo, las necesito con urgencia.

Mikel puso muy mala cara. Cuando iba derecha a su habitación me cortó el paso poniéndose el delante.

-          Ni hablar
-          ¡Mikel! ¡Por favor!
-          Que no Alicia, que no
-          Te las devolveré… es urgente las necesito
-          ¿Para que?
-          Te lo enseñaré por fotos, pero por favor…

Puse morritos y ojitos de niña buena. Al final no pudo contenerse y cedió.

-          ¡Gracias!

Le di un beso en la mejilla, muy cerca de los labios. El sonrió y miró como entraba en su habitación para cogerlas.
Fue fácil, las tenía depositadas en su mesita de noche, junto a más cosas. Cogí cuatros, ya que eran esas las que necesitaba.

Salí de allí y de nuevo le di un beso. Este un poco más cerca de los labios, pero sin llegar a tocarlos.

-          ¡¡Luego vuelvo!!

Salí corriendo. Sergio esperaba escuchando música… por desgracia era reggaeton.

-          Quita eso – pedí al entrar en el coche.

El miró las esposas sorprendido. Luego me miró a mi.

-          ¿Y esto?
-          Ya verás porque las quiero…

Cambié de emisora de radio hasta encontrar Los 40 principales. A veces ponían reggaeton pero no mucho.

* * *

Llegamos a su casa. Tal y como la recordaba. Como si no hubiera pasado tanto tiempo desde la última vez.
Entré en ella y suspiré con nostalgia. Me entró un poco de bajón, todo hay que decirlo.
Al llegar a la habitación de Sergio, este cerró la puerta y me miró mordiéndose el labio.

-          Aquí estoy esperando – dije sonriendo.

Se me abalanzó y me empezó a besar con fuerza. Le seguí los besos. El calor nos envolvía, obligándonos a quitarnos la ropa.

Los besos se trasladaron al cuello. Ese era mi punto débil, y el lo sabía de sobra.
Aun así, nada se me iba de la cabeza. Por mucho que disfrutase, tenía un plan.

-          Sergio

Le aparté un momento.

-          Ahora serás tu el que disfrute… - le guiñé un ojo y cogí las esposas, que yacían en el suelo.

Sergio se tumbo. Me puse en su encima y le estiré un brazo. Le puse la esposa, que estaba unida al cabecero de la cama.
Le di un beso en el pecho, y luego fui hacia la oreja. Sergio estaba excitado. Al menos su zona se estaba levantando.

Sin perder más tiempo, encadené su otro brazo. Todo salía a la perfección.
Finalmente, acabé con hacerlo en las piernas.
No podía moverse, encadenado de esa forma. Lo mejor es que el muy idiota no se daba cuenta de lo que pasaba.

-          Ahora puedo hacerte lo que quiera… - susurré.
-          Adelante…

De una sola vez le quité los boxers. Dejándolo completamente desnudo.
Suspiré y me quité encima de el. Yo solo iba en ropa interior, por lo que me pude vestir enseguida.

-          ¡¿Qué haces?! – gritó Sergio cabreado.
-          Calla niñato

Saqué el móvil y le empecé a hacer fotos. Una foto tras otra.
Sergio intentaba taparse, pero no podía. Estaba totalmente paralizado.

-          ¡¡Estás loca!! – gritó.
-          Esto es una venganza, cariño mío – reí – no es una venganza muy buena, pero la vergüenza la pasarás…

Acabé de echar las fotos y me fui corriendo. Tampoco tenía pensado dejarle en ese estado una semana. Cuando llegase a casa llamaría a los bomberos para que fuese a casa de Sergio y le ‘’rescatasen’’.

 * * *

Entré riendo. Mikel salió de su habitación y se me quedo mirando sin saber que hacer.

-          ¡Mikelino! – reí.
-          Esto… ¿Alicia?

Me acerqué y le abracé con ternura. Me devolvió el abrazo, un poco confuso.

-          ¿Y mis esposas?
-          Te las devolveré, lo juro

Saqué el móvil y le enseñé una foto que le hice a Sergio.

-          ¡¡HOSTIA!!

Reí con más fuerza.

-          ¿Pero qué has hecho?
-          ¿Te acuerdas de Sergio? El chico que me jodió parte de mi vida…
-          No jodas que es el
-          Exacto

Permanecimos unos segundos en silencio, hasta que finalmente los dos reímos a más no poder.

-          ¡Choca!

Chocamos, divertidos y alegres.
Nos sentamos en el sofá, esta vez callados. Pero aun con la alegría de antes.

-          Oye… - murmuré Mikel mirando al suelo – A mi no me harás lo mismo ¿verdad?
-          No creo… - respondí con timidez.

Nos miramos a la vez. Los dos directamente a los ojos, sin decir palabra.

Nos acercamos un poco, no sabíamos que pasaba. Simplemente nos dejábamos llevar.
Nuestros labios se quedaron a centímetros, ya no faltaba nada para el beso…

Entonces una melodía sonó en el móvil de Mikel. Nos quedamos quietos, sin movernos.

-          Mikel… deberías coger el móvil

Suspiró y se apartó un poco frustrado. Alcanzó el móvil y contestó a la llamada.

De mientras el hablaba, me levanté del sofá. Estaba roja de vergüenza por lo que había pasado, y no tenía ganas de hablarlo con Mikel.

-          Me voy a dormir… - dije mirando al suelo – bona nit
-          Bona nit…

Suspiré. Debía dormir, descansar un poco. El día había sido muy largo… 

3 comentarios:

  1. ahhh!! aca en buenos aires tambien hay los 40 principales y es una radio muy buena!!

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  2. Me gusta la novela es muy chula😍😜

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  3. Me gusta la novela es muy chula😍😜

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