miércoles, 14 de agosto de 2013

Capítulo 14 [Segunda parte]

-          ¿Una fiesta?
-          Claro, estaría guay… nunca hemos hecho ninguna aquí
-          Pero Mikel…
-          Ni peros ni nada, aquí se va a montar una Project x

Mikel andaba de un lado a otro sin saber que hacer. Se había levantando así de repente, con la idea de montar algo.
En el fondo, también se debía a que quería olvidar el casi beso de ayer. Y le comprendía, yo quiero de olvidar de la misma manera.

-          ¿Y que hay que preparar? – pregunté con curiosidad.
-          Tu llama a la gente, de preparar me encargo yo
-          Bueno, vale… pues pasame número de tus amigos y por último llamo a los míos

Y así hizo, me pasó bastantes números. ¿Cabríamos tantos en un apartamento?

Los fui llamando poco a poco (también había chicas). Al acabar con todos esos, tocó a los míos. Espero que acepten, me sentiría muy rara estando sola.

-          ¡Wendy! – exclamé – Fiesta en el apartamento.
-          No puedo Alicia
-          Como que no…
-          Lo siento tía, pero estoy muy ocupada ¿vale?
-          Joder… hace tiempo que no quedamos.
-          Ya… bueno, adiós.

Colgó sin darme tiempo a decir nada más. Suspiré y marqué más números. Por suerte, las demás dijeron que si. Por último, llamé a Jonathan.

-          ¡Hola!
-          ¿Alicia? Vaya, creía que nunca me ibas a llamar.
-          ¿Qué te pasa?
-          No se, ayer casi me atropellas ¿eh?
-          ¿Perdona? No era yo, era el tío con el que iba
-          Al menos le podrías decir que conduzca con cuidado y en su propio carril
-          Se lo dije, pero paso lo que paso
-          Si, claro
-          Joder niño, te he llamado para que vengas a una fiesta en mi apartamento
-          ¿Para que me mates? Paso
-          ¡Al menos ven para aclararlo todo! Por favor…

Hubo unos segundos de silencio.

-          Esta bien…
-          Perfecto. La fiesta comienza a las diez de la noche.

Colgué con felicidad. Quiero que Jonathan venga, no sé porque, pero quiero.

-          ¡Mikel! ¡Ya he llamado a todo el mundo!
-          Vale… ven un momento por favor

Extrañada, me acerqué a la puerta de su habitación. Llamé dos veces.

-          ¡¡Pero pasa!!

Abrí, un poco tímida por lo que estaba pensado. Por suerte, simplemente estaba sin camiseta.

-          ¿Qué ocurre?
-          No sé que ponerme… ayúdame

Abrí los ojos y le miré. Empecé a reír al momento. No podía ser cierto. ¡Me está pidiendo ayuda para elegir ropa!

-          No rías y ayúdame
-          ¿Qué no me ría? ¡Esto es lo más gracioso que me ha pasado en meses!
-          Cabrona

Se me echó encima, dándome pequeños golpes en la cabeza.

-          ¡Quita de encima, burro!

No se quitó hasta unos minutos después. Los dos reíamos acalorados.

-          Bueno... te vistes simple y ya está.

Miré su armario, buscando ropa. Y había todo tipo de ropa.
Saqué una camiseta blanca que me gustó mucho. Se la di y le guiñé un ojo.

-          Pontela

Se la puso. Le quedaba fenomenal.

-          Pues eso chico listo, aquí tienes tu conjunto.
-          Una cosa más…

Me enseñó una colonia. Le miré sorprendida, pero que cabrón es…

-          Espero que te guste esta colonia
-          No veas… serás…

Rió y me abrazó. Me dio un beso en la frente con dulzura.

* * *

Ya eran las diez y media, en total hacía media hora que la fiesta había empezado. Estaban casi todos los invitados. Teresa, Elvira y Sonia hablaban animadamente entre ellas.
Pero yo no podía, Jonathan no había aparecido por ningún sitio. Ni siquiera sabía como estaba.
Incluso le llamé un par de veces, pero nada… solo comunicaba.

Me senté en el sofá. La música sonaba fuerte, tanto que no me extraña que en cualquier momento se quejen los vecinos.

-          Alicia – Teresa se acercó a mí.
-          ¿Qué pasa?
-          Un tal Jonathan te está buscando

Me levanté del tirón, asustando a la pobre Teresa.
En efecto, Jonathan esperaba en un rincón, apartado de la gente.
Al verme suspiró y se acercó poco a poco. Quedamos a centímetros.

-          Hola… - murmuré sonriendo.
-          Hola

Me mordí el labio. Su tono de voz es seco, como enfadado.

-          ¿Podemos hablar?
-          Cuando quieras

Le agarré de la mano y le acompañé a mi habitación. Al estar allí cerré la puerta.
El se sentó en la cama con el ceño fruncido.

-          ¿Y bien? – dijo en tono borde – estoy esperando
-          Mira, cuando casi te atropella con el coche, miré a ver como estabas
-          Podrías haber bajado
-          ¡No podía!
-          Si hubieras sido tu me hubiese vuelta loco con tal de ver como te encuentras

Nos quedamos en silencio. Me miraba a los ojos, pero yo en cambio a el, no.

-          Si hubiera visto que te pasó algo más grave, saldría del coche…
-          No creo, ¿eh?
-          ¡En serio, joder!
Suspiré y le di un golpe a la puerta con la pierna. Es lo que me pasa cuando estoy furiosa por algo.

-          Tranquila, no rompas nada

Jonathan se levantó y me abrazo por la espalda. Sonreí un poco.

-          Volvamos a la fiesta

Asentí y juntos salimos de la habitación. Unos pocos nos vieron e instantáneamente pensaron mal.
Pero no les hice ni puñetero caso, que piensen lo que les vengan en gana.

Jonathan en la fiesta conocía a más gente, por lo que fue a saludar. Yo me dirigí a mis amigas, que nos miraban a los dos sin comprender nada.

-          ¿Quién es? – preguntó Elvira.
-          Un amigo del trabajo… - contesté sin más.
-          ¿Amigo con derecho a roce? – bromeó Teresa.

Le di un golpe flojo. Parecía molesta pero en el fondo me hizo mucha gracia.

La fiesta estaba bien, al cabo de una hora llevaba dos cubatas bebidos. En verdad eran pocos para lo que normalmente bebo. Seguramente estaba aprendiendo a controlar.

Un gran grupo de gente se reunió en rincón y se sentaron en el suelo. Curiosa me acerqué para ver que hacían.

-          ¿Quieres jugar? – preguntó un chico al que no conocía de nada.
-          ¿Qué juego se supone que es?
-          El de la botella… ¿sabes cuál, no?
-          Ah, si… vale, estará divertido.

Me senté en el suelo. Éramos el mismo número de chicos y chicas, por lo que podíamos jugar. Sonia, estaba entre ellos, por cierto.
El juego comenzó, y uno de los concursantes giró la botella, dando vueltas como una loca. Finalmente paró en una chica de pelo rizado y pelirrojo teñido.

Se besaron, pero fue un morreo. Me puse un poco nerviosa, pensaba que solo había que darse picos. A veces me sorprendo de lo inocente que puedo ser.

El juego seguía y no me había tocado ni una sola vez. Pero claro, todo tenía que llegar…
La botella me señalo a mi con toda exactitud. Suspiré y miré al chico con el que me tenía que besar. Jonathan.

Nos miramos sorprendidos, ni el se había dado cuenta de mi presencia y el de la mía.
De por mi, me hubiese rajado, pero no podía dejar el juego de esta manera.
Sin darme cuenta, Jonathan ya me estaba besando. El beso fue rápido y acelerado, con lengua incluida.
Al separarse cogí una bocanada de aire, me faltaba la respiración.
Nos miramos, el sonrió como si nada. Yo no sonreí, me sentía extraña. El beso me ha gustado, hay que decir que besa muy bien. Pero… es extraño todo.

El juego siguió, y me besé con otros chicos, pero de todos esos besos, el que no se me borraba de la cabeza era el de Jonathan. Ha sido… ¿especial?

* * *

Ya había pasado bastante tiempo y mucha gente se había ido, incluido Jonathan. Nos despedimos con un abrazo, algo incomodo por lo de antes.

Conversaba animadamente con Mikel y unos amigos suyos, ya que mis amigas se fueron harán unos escasos minutos.

-          Y vaya beso que te diste con el tipo ese… - comentó Mikel de repente, parecía resentido.
-          ¿Jonathan? A si… nos tocó en el juego.
-          Pues bien que se lo diste con ganas.
-          ¿Qué dices flipado? Creo que estás celoso…
-          ¡Y una mierda!

Sus amigos miraban la escena divertidos, uno de ellos carraspeó para que le escuchásemos.

-          Joder Mikelino, bésala

Le miramos a la vez sorprendidos.

-          No – dijimos los dos a la vez.
-          Venga ya, un beso pequeño.
-          ¿Y por qué quieres que la bese?
-          Porque os morís de ganas ambos
-          Por supuesto que no
-          Pues vale… ¿una apuesta de cien euros a que no la besas?

Hubo silencio. Mikel me miró a los ojos y luego a los labios.

-          Ni se te ocurra… - murmuré echándome atrás.

Demasiado tarde. Me agarró de la cintura y aproximo su cara a la mía.
Nos quedamos así, ya no podía oponer resistencia.

Me besó. Un beso dulce, tierno, diferente al de Jonathan. No fue con lengua, solo fue un beso corto. Pero uno muy significativo.

Nos separamos, me miró a los ojos y me acarició la mejilla. Sonreí sin saber que decir, estaba muy sonrojada.

-          Bueno, tío, mis cien…

Se habían largado. Menudos cabrones…

-          Ese se va a enterar… - dijo Mikel alucinando.
-          Que rápido se fueron

Otra vez nos miramos. Los dos estábamos sonrojados. No nos besábamos desde hace muchos años.
Suspiré y sin saber porque, le abracé, le abracé con mucha fuerza, hundiendo mi cabeza en su hombro.

El me devolvió el abrazó y así nos quedamos, sin querer separarnos el uno del otro.

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